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Un encuentro entre la naturaleza y tu cuerpo guiado por María José M. Santé, dra. en Biología y profesora del Máster en Medicina Natural de la USC.
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Mª José M. Santé

Alimentación y emoción

Nuestras respuestas emocionales son generadas en el sistema límbico o cerebro emocional, localizado en la zona central del cerebro, de organización simple, al igual que en todos los mamíferos, su función es mantener la homeostasis, esto es, un equilibrio dinámico que nos mantiene con vida. Está constituido por neuronas o células nerviosas alimentadas por la sangre, a su vez formada por sustancias nutritivas recogidas de nuestra digestión, durante los procesos selectivos de asimilación y eliminación de sustancias.
Por otra parte, nuestro cerebro cognitivo, cerebro nuevo o neocórtex, permite regular y ordenar la información, mantener la atención, actuar de manera reflexiva, hacer planes y que nuestro comportamiento sea ético, en definitiva nos hace humanos.
Ambos están conectados, de forma que una actuación instintiva se produce al no ser procesada la información previamente por el cerebro cognitivo, generando respuestas instintivas e incoherentes.

Según la cultura oriental existen 5 estados emocionales, correspondiendo a las cinco estaciones, cinco etapas vitales y los cinco elementos:

INVIERNO Agua - Recién nacido - Miedo
PRIMAVERA Madera - Bebé - Cólera
VERANO Fuego - Joven - Alegría
VERANO - TARDÍO Tierra - Madurez - Compasión
OTOÑO Metal - Vejez - Tristeza


EL MIEDO, LA VOLUNTAD son la conciencia de nuestras propias limitaciones que nos permite reconocer el peligro y reaccionar apropiadamente con valor y voluntad.
Una alimentación excesivamente proteica y rica en sal, puede acentuar el sentimiento de miedo y producir temeridad, esto es: exceso de valentía.
Por el contrario, están indicados alimentos de origen marino, ricos en sales minerales como pescados, mariscos y algas, además de tamari, cebada y huevo (yema).

LA IRA, CÓLERA, representa el instinto natural de llegar a ser algo, que con un crecimiento y desarrollo armonioso acaban por generar firmeza y confianza en uno mismo .
Una alimentación cargada de sustancias tóxicas o que actúan como tales, fritos, comidas elaboradas industrialmente, alimentos en exceso... producen irritabilidad, excitación y nerviosismo, que a veces se interiorizan provocando malas digestiones y/o úlceras y acaban por generar ansiedad y violencia.
Están indicados alimentos amargos como la alcachofa, centeno, mijo, apio y todas las verduras de hoja verde.

LA ALEGRÍA, MEMORIA y el don de vivir de forma eufórica con ciertas manifestaciones de histeria , risas... o en forma de tristeza por carencia de alegría con ansiedad y dificultad para habla, es propia del verano.
Un alimentación rica en carnes, rojas preferentemente, huevos, lácteos, grasa y sal pueden crear un estrés que nos lleve a la arrogancia.
Por el contrario están indicadas los alimentos de carácter ácido, como todas las frutas de colores vistosos como cerezas, fresas, melocotones, ciruelas..., vinagre, kéfir, dátiles y queso fermentado.

LA COMPASIÓN, CONCENTRACIÓN, es la comprensión de saber hacer lo apropiado en cada momento, de actuar decididamente, puede verse favorecida por alimentos dulces naturales como castañas, miel, maíz, arroz... dejando de lado los refinados como dulces, bollería, que incrementen los niveles de azúcar en sangre y pueden acentuar la duda y hacer que nos preocupemos demasiado.


LA TRISTEZA O PESAR nos permite “soltarnos a tiempo” y aceptar los desprendimientos, su manifestación es el llanto.
Los alimentos que la comprometen son exceso de carnes, carencia de vegetales y ausencia de fibra, así como los dulces que la debilitan. Por el contrario están indicados alimentos picantes como el jengibre, puerro, cebolla, canela, pimienta.... .

Las emociones de nuestra sociedad cursan hacia el estrés y la ansiedad.
El estrés genera un desequilibrio adrenalina/noradrenalina provocando el incremento de grasa circulante y depósitos de calcio en el sistema cardio-vascular, el funcionamiento al máximo del corazón, incrementando la tensión arterial,... que sólo puede controlar la noradrenalina cuando nos relajamos.
La ansiedad facilita el control de nuestras emociones únicamente por el sistema límbico o cerebro emocional, dejando inactivado el cerebro cognitivo, provocando síntomas conocidos como nudo en la boca del estómago, temblores de manos y piernas, incremento del latido cardíaco, sudores... .
Y ¿cómo las reconducimos? Una buena manera es con actividades relajantes como escuchar música, paseando en contacto con la naturaleza, tomando el sol, charlando con un amigo/a, asistiendo a una sesión de balneario, o de modo más simple, comiendo chocolate (mínimo 70% cacao), saliendo de compras, o viendo partidos de fútbol.

Un CONSEJO: Tomen decisiones sobre su propia vida escuchando siempre a su corazón.

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