Alimentos medicamento: El hongo Shiitake

Se trata de una seta TA-KE que vive en el roble japonés SHII, y que junto con las Maitake, Kawaratake y Enokitake son alimentos de primera necesidad en Japón.

Su importancia radica en su composición. Contiene todos los aminoácidos esenciales, 50 enzimas, minerales como el potasio, hierro, sodio, silicio, magnesio, calcio, azufre… vitaminas del grupo B, vitamina D , entre otras.

Su utilización en la cocina es simple, desde acompañamiento a platos tradicionales, sopas, caldos, arroces, en cantidades de 1 ó 2 setas por persona a beberse o utilizar el agua de su cocción en otros platos. Si se compran secas han de ponerse a remojo 20 minutos, sin tirar esta agua, lleva propiedades medicinales, y posteriormente se cuecen, teniendo en cuenta que a más tiempo en remojo menos tiempo de cocción.

Sus efectos no son inmediatos pero son numerosos a largo plazo de ingesta:

*Estimula el sistema inmune, la molécula lentinano de este hongo combinada con otros polisacáridos, estimula el sistema inmune.

*Incrementan la vitalidad y la potencia sexual.

*Permiten una recuperación rápida en momentos de fatiga

*Eliminan el colesterol y mejoran la circulación sanguínea.

*Previenen el raquitismo y favorecen la formación del feto en el seno materno.

*Ayudan en la lucha contra los virus por favorecer la formación de interferón, una proteína de defensa frente a virus como el de la gripe y varicela.

*Ayudan en la lucha contra el cáncer, según estudios realizados en universidades japonesas, el número de células inmunes y su actividad se ven incrementadas de forma que, pacientes con tumor en el colon viven más si se suministra en su dieta estas setas durante y después de la quimioterapia. Es probable que la actividad del sistema inmune frene el crecimiento tumoral.

Sus propiedades hacen inevitable introducirlas en nuestra dieta diaria, el verano tardío y el otoño son dos excelentes estaciones para ello.

Para más información recomiendo los libros “El equilibrio a través de la alimentación” de Olga Cuevas y “Anticáncer” de David Servan-Schreiber.