LDL, colesterol no tan malo
El
colesterol es un lípido, no graso, cuyo transporte en
sangre se ve comprometido por ser insoluble en agua, constituyente
básico de la sangre; razón por la que debe de ser transportado por lipoproteinas, de diferente composición en cuanto a contenido
graso, siendo las más conocidas las HDL (colestrol bueno) y
LDL (colesterol malo).
¿Cómo
funcionan las lipoproteínas?
Las
lipoproteínas HDL llevan el colesterol del hígado y el que no se
necesita es devuelto al hígado para formar sales biliares y ser
eliminado del organismo, por eso son las buenas, eliminan colesterol.
Mientras
que las lipoproteínas LDL transportan el colesterol del hígado a
los tejidos donde se acumula, por eso son las malas, acumulan
colesterol.
Hoy
sabemos
Que
el estrés y la endotoxemia en sangre pueden favorecer un incremento
de LDL como reacción a dichos procesos, para elevar el
cortisol , la hormona del estrés, o para atacar los tóxicos, además
de colaborar con el sistema inmunitario innato.
Y
también sabemos, que las lipoproteínas LDL son sensibles a la
oxidación por su composición grasa, pudiendo favorecer la
aterosclerosis (placa de colesterol en los vasos sanguíneos), eso
sí, siempre y cuando los vasos sanguíneos están dañados, mientras
que si son lisos, el LDL no se adhiere a ellos.
En
conclusión, si cuidamos la salud de nuestros vasos sanguíneos
podemos prevenir la arteriosclerosis,
La alimentación, debe de ser abundante
en vitamina E (grasa
líquida, como aceites de oliva o lino),
que contrarresten la oxidación del LDL; con
vitaminas B6, B9, B12
(huevos,
pescados, mariscos y verduras)
que evitan la formación y
acumulación de homocisteína,
con alimentos ricos en el
aminoácido metionina (ajo,
cebolla, puerro) que
refuerzan las paredes de los vasos sanguíneos,y
evitando
azúcares refinados que favorecen su
deterioro.
Por
otro lado, y siempre de la mano, está el
ejercicio físico ,
como caminar, nadar o andar en bicicleta,
ejercicios
aeróbicos,
que
incrementan
la sensibilidad a la insulina,
aumentan
la fuerza y el equilibrio, mejoran
el estado de ánimo, controlan
el estrés, reducen
el dolor, la presión arterial y el colesterol total, disminuyen
la inflamación crónica y tonifican
el sistema nervioso simpático.
Fuente
de información
InfoBonusán,
15 abril 2019
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